Los técnicos del área económica del Gobierno buscan llevar tranquilidad sobre la suba del dólar. Insisten en que no tiene impacto, que no afectará el nivel de precios. Pero los funcionarios que están al frente de la campaña electoral añaden otra perspectiva: reclaman que el Banco Central controle las disparadas. Temen que ese ajuste pueda impactar en el humor social, en medio de una elección que ya está reñida.
-¿Les preocupa esta nueva disparada del dólar?, preguntó Clarínen la Jefatura de Gabinete, a uno de los máximos responsables de la gestión económica. «No, no tiene efecto negativo», fue la respuesta.
-¿Por qué no tiene efecto negativo?, fue entonces la siguiente pregunta.
– Es que si nos corremos de la coyuntura, la mayor dificultad de nuestro programa es la presión por la apreciación cambiaria. Nuestro éxito nos empujará a una apreciación cambiaria. Entonces cuando menos apreciado esté, bienvenido sea».
¿Cómo debe entenderse ese planteo? Es que el Gobierno dice que financia el «gradualismo» del ajuste fiscal con créditos externos. Y que eso genera un flujo permanente de divisas en el mercado: cada crédito que toma el Estado, pero también los que consiguen provincias y empresas, se liquida en el Banco Central y aumenta la oferta de divisas. En este escenario, añaden los funcionarios, el tipo de cambio local tiende a la baja.
-¿Pero no temen que la suba del dólar ponga presión sobre la inflación?, fue la siguiente pregunta al mismo alto funcionario de la Casa Rosada. «Si, es cierto, pone alguna presión sobre los precios, pero con una inflación del 22% y bajando, como estamos hoy, nos sentimos cómodos. Y preferimos no generar burbujas de una baja inflación provocadas por un atraso de tipo de cambio, como tantas veces hubo en el país. Hoy tenemos una estabilidad con crecimiento que no está basada en ningún ancla. Ni ancla de tarifas, ni de salarios, ni de tipo de cambio
Cortesía El Clarin