ORDOBA. Según un informe del Centro de Almaceneros, Autoservicios y Comerciantes Minoristas de esta ciudad, el precio de la leche en Argentina es el segundo más caro del mundo. El estudio se hizo entre 36 países referentes: al consumidor aquí cuesta 1,55 dólares el litro; sólo lo supera Canadá, con 1,86 dólares.
El reporte explica que hubo un valor histórico de venta al público, acorde a la media internacional de un dólar el litro en tanto que el precio pagado al productor tuvo un «estándar» de 30 centavos de dólar. «Pero en 2017 el precio rompió la media internacional para situarse 55 centavos de dólar por encima».
Para el centro, el precio de la leche «se encuentra desfasado y desequilibrado respecto al precio internacional, ocasionando un abrupto descenso en su consumo y el encarecimiento de sus derivados».
Los primeros diez puestos del ranking son para Canadá, Argentina, Puerto Rico (1,52 dólares), Israel (1,50), Qatar (1,47), Suiza (1,45), Australia y Panamá (1,40) y Costa Rica (1,30). Los países más baratos que cierran la tabla son Alemania (75 centavos), Egipto (70) e India (65).
Alejandro Leveratto, vice presidente de la Cámara de Productores Lecheros de Córdoba (Caprolec), explicó a LA NACION que nadie «nunca tuvo voluntad política para transparentar los precios de la cadena». Apuntó que no hay datos concretos de cuánto el costo industrial, el de logística y los márgenes de parte comercial.
Producir un litro de leche hoy varía dependiendo sea de un productor chico o una grande, dónde están las vacas, si se produce en campo propio o arrendado. «Los costos son diversos, el promedio es engañoso», apuntó. El productor recibió en junio entre 5,45 pesos y 5,70 pesos por litro.
«Cuando arrancó esta gestión nos fue peor -continuó-, porque actualizaron los precios de maíz y soja, pero no los nuestros. Hoy cuando los valores son más favorables, lo que complica es lo que venimos arrastrando de antes, por eso las quejas».
Para Leveratto, la política no puede ser «dejar que el mercado actúe» porque el único mercado «estable y rentable» es el doméstico y ajusta «destruyendo la producción para que no haya sobreoferta. El internacional -describió- es muy volátil, en cinco años pasó de pagar 5000 dólares la tonelada a 800.
«Desde el gobierno aseguran que trabajan para multiplicar por dos la producción láctea; en ese caso cada litro extra debería ir a la exportación, pero hoy no somos competitivos».
Referencia La Nación