La nominación de Brett Kavanaugh al Tribunal Supremo se ha convertido en un serial de desenlace incierto y nerviosismo extremo en Washington. El presidente estadounidense, Donald Trump, volvió a defender este miércoles al juez conservador, al que una mujer acusa de un intento de violación en 1982 cuando ambos eran menores y rechazó que el FBI impulse una investigación a Kavanaugh.
La presunta víctima, Christine Blasey Ford, pidió que el FBI intervenga antes de que ella testifique en el Senado. Sin embargo, los republicanos, que controlan la Cámara, se mantienen firmes: advierten de que la comparecencia del próximo lunes es la única oportunidad que tienen Ford y Kavanaugh para explicarse y rechazan retrasar mucho más la votación. El futuro del juez pende de ese hilo. Trump admitió el impacto que tendría una declaración convincente de la mujer sobre los hechos.
“Creo que es muy injusto lo que está ocurriendo”, dijo el presidente a la prensa en la Casa Blanca. Insistió en que Kavanaugh, que tendría un cargo vitalicio y afianzaría la mayoría conservadora en el Supremo, tiene un expediente “sin manchas” y alentó a Ford a testificar el lunes en el comité judicial del Senado.
“Si ella se presenta y hace una exposición poderosa eso sería muy interesante y tendríamos que tomar una decisión. Pero solo puedo decir lo siguiente: él es un hombre tan espectacular. Es muy difícil para mí imaginar que ocurrió algo así”, afirmó en referencia al presunto abuso.
Trump acumula un historial de respaldo inequívoco a hombres denunciados por delitos sexuales. Él mismo ha sido acusado de abusos por casi una veintena de mujeres, extremos que ha negado ferozmente.
Pero la crisis política no llega en un momento cualquiera. El movimiento Me Too ha galvanizado un clamor contra el encubrimiento de abusos y se ha llevado por delante a un sinfín de personalidades. Si el voto femenino a los demócratas ya se anticipaba masivo en las elecciones legislativas de noviembre, el caso Kavanaugh posiblemente lo impulsará todavía más.
El caso evoca inmediatamente a la comparecencia en 1991 de Anita Hill, que acusó de acoso sexual en el puesto de trabajo a Clarence Thomas, nominado al Supremo. El Senado acabó aprobando la designación del juez, que negó los hechos. Hill respaldó este miércoles la petición de Ford de que el FBI investigue antes el presunto abuso para evitar que la comparecencia acabe derivando en la palabra de la mujer contra la del hombre.
En una carta al presidente del comité, Chuck Grassley, los abogados de Ford aseguraron la noche del martes que ha sufrido “amenazas de muerte”, ha tenido que cambiar su lugar de residencia y piden encontrar mecanismos para que pueda cooperar con el Senado mientras “cuida su salud y seguridad”.
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referencia Globovision