Miles de migrantes retoman travesía por México en medio de incertidumbre

Miles de migrantes centroamericanos que forman parte de multitudinarias caravanas retomaban el jueves su camino rumbo al norte desde la capital mexicana, preguntándose si irán a la ciudad fronteriza de Piedras Negras, donde pedirán asilo a Estados Unidos, o si cruzarán ilegalmente a ese país.

Desde octubre de 2018, miles de migrantes centroamericanos emprendieron una larga travesía desde sus países para solicitar el beneficio migratorio, trámite que podría tardar meses y por lo cual muchos de ellos están varados en la frontera de Tijuana, destino al que han llegado estas caravanas.

“Con el favor de Dios nos vamos”, dijo María Lucía, una salvadoreña 32 años que viajaba con el grupo en el Metro de Ciudad de México para posteriormente comenzar un largo recorrido de poco más de 200 kilómetros para llegar al central estado de Querétaro.

“Pienso entregarme para pedir asilo -a autoridades de Estados Unidos- con mi bebé. Me da miedo, pero más me da volver a El Salvador”, agregó la mujer, quien dijo que los migrantes tienen previsto ir a la frontera de Piedras Negras, Coahuila.

Mientras miles de migrantes se abrían paso a pie, de “jalón” o en autobuses, otras 500 personas optaron por quedarse en el albergue de Ciudad de México, donde han permanecido casi una semana. “Prefiero esperarme para recibir la visa migratoria”, dijo Claudia López, una hondureña de 37 años.

 El martes, Estados Unidos regresó a México al primer migrante centroamericano solicitante de asilo quien tendrá que esperar en el país mientras su caso es procesado, bajo una política del presidente Donald Trump.

Muchos migrantes entrevistados por Reuters dijeron no estar de acuerdo con la nueva política ya que temen ser víctimas de algún delito en el norte de México, zona donde operan narcotraficantes y bandas del crimen organizado.

Sin dinero ni familia que los apoye, pero decididos a no volver a su país, los migrantes dicen que incluso estarían dispuestos a quedarse por algunos meses en México mientras juntan dinero suficiente para pagar a un “pollero” (traficante de personas) que los interne en Estados Unidos.

“No pienso volver a Honduras, si es necesario voy a pagar para que me crucen. Ya hablé con mi familia y me dijo que junte lo que pueda y ellos me ponen lo que falte”, comentó Mauricio Gómez, un joven hondureño cuyo hermano fue asesinado el año pasado en su país.

Cada año, miles de migrantes centroamericanos cruzan México en busca del “sueño americano” en Estados Unidos. Durante la larga travesía, los viajantes se enfrentan a secuestros, violaciones y asesinatos, sin contar el inclemente clima.

 “Es una navaja de dos filos que miembros de las caravanas se separen porque grupos criminales pueden aprovechar su situación de vulnerabilidad”, dijo el investigador sobre temas migratorios del Colegio de la Frontera Norte (Colef), Óscar Misael Hernández.

Migrantes han sido víctimas de secuestros a manos de grupos criminales y otros delitos, como las masacres ocurridas en San Fernando, Tamaulipas, en 2010, y Allende, Coahuila, en 2011, ambas situadas en violentos estados fronterizos.

 

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referencia: Reuters

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