2002: En Japón, científicos anuncian la creación del primer ojo artificial.
Científicos japoneses de la Universidad de Kyoto han comunicado que han conseguido por primera vez crear un ojo artificial usando células de embriones de rana y transplantarlo a un renacuajo al que se le había extraído uno de sus ojos.
Una semana después del transplante, el grupo dirigido por el biólogo Makoto Asashima, confirmó que el nuevo globo ocular estaba conectado al nervio óptico, que se había restablecido la visión del animal y que no había síntomas de rechazo. Las similitudes con el aparato óptico humano, hacen pensar a los artífices de este avance que podría ser el primer paso hacia la cura de la ceguera.
Para conseguir este ojo artificial se han utilizado células madre de embriones de un tipo de rana. Estas células madre son una gran esperanza para la medicina pues contienen información que permite desarrollar (o reproducir) diferentes órganos y tejidos del cuerpo. Aunque su uso con fines terapéuticos ha suscitado un intenso debate social.
El equipo japonés ya había conseguido transplantar, con una técnica similar pero más simple, riñones artificiales a partir de células de rana. El animal receptor vivió más de un mes, pero los científicos no llevaron a cabo ningún experimento de control ni compararon la tasa de supervivencia con la de ranas a las que se les hubiera transplantado un riñón natural.
Los logros de Asashima y su equipo podrían ser un importante paso en la consecución de órganos artificiales obtenidos a partir de información genética del receptor, pero la comunidad científica internacional los ha acogido con cautela.
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