En vista de que el odio hacia Dolce & Gabanna por vestir a Melania Trump parece imparable en redes, la marca ha tomado la decisión de hacer una movida desconcertante. Ha lanzado una campaña hecha de camisetas blancas con corazones y un hastag que profesa #BoycottDolce&Gabanna, alentando a sus detractores a boicotear la marca, a marchar en su contra.
Antes de que a alguien más se le ocurriera, y antes de que alguien más descubriera que el odio hacia Melania Trump en redes tenía el potencial de ser una verdadera tendencia, la controvertida pareja de Domenico Dolce y Stefano Gabbana ha creado su propia campaña de ataque, su propio verdugo.
https://www.instagram.com/p/BVHAqVKllh9/
“Gracias a todos los que nos han odiado por regalarnos esta idea”, escribió desafiante Stefano Gabbana en su Instagram en donde en tantas ocasiones ha recibido insultos e improperios por ser hasta ahora el mejor aliado de estilo de la primera dama de Estados Unidos.
Vestir a la controvertida Melania Trump era un desafío que pocos diseñadores estadounidenses querían arriesgarse a tomar. Ante la lista de los pocos que decían que sí lo harían y los que aseguraban que hacerlo sería apoyar tácitamente las ideas de Donald Trump, ella hizo una jugada inteligente, buscó una marca extranjera . Quizás ni sospechaba Melania que además de diseñadores estaba encontrando en Dolce & Gabanna unos verdaderos defensores.
La alianza que se tejía ante los ojos del mundo trajo sus costos para la marca. Ser italianos no les iba a dar inmunidad ante una ráfaga inclemente de críticas que cayó sobre ellos por el hecho de comulgar con una primera dama que recibía críticas por su ausencia y no vivir en la Casa Blanca. Insultos se veían en el Instagram de la marca que se ufanaba de que Melania hubiera elegido una de sus chaquetas para el retrato oficial de la Casa Blanca, otro vestido de encaje negro para conocer al Papa Francisco o de que hubiera llevado aquella polémica chaqueta de flores de seda de 51 mil dólares en un almuerzo del G7.
La campaña #BoycotDolceGabanna además de alardear de camisetas que se consiguen por 245 dólares cuenta con un video en donde se recrea un protesta que, claro, no es más que una pantomima. #Boycott Dolce & Gabbana. Fake News, real Tshirt”, dice entre emojis que se desternillan de la risa Stefano Gabbana.
Esta parece a todas luces más una movida política que una de moda, una que cuando menos lanza interesantes preguntas: ¿Si el boycot se vuelve moda, qué le queda al electorado para de verdad sentar su voz de protesta ante el poder? ¿ Si un acto genuino como protestar se vuelve pura mercancía de consumo que además es producida y vendida por los que son criticados qué horizonte de posibilidad hay para cualquier cambio?
La alianza entre Dolce & Gabanna y Melania Trump está dando más frutos que muchas que ha hecho Donald Trump con alguno de sus políticos.
Univisión