Cientos de miles de personas se concentraron el sábado por toda Turquía para conmemorar el golpe de Estado fallido del 15 de julio de 2016 en Estambul, donde el presidente Recep Tayyip Erdogan prometió «cortar la cabeza» de los «traidores».
«Antes que nada, le cortaremos la cabeza a esos traidores», declaró Erdogan en una ceremonia llevada a cabo con motivo de la intentona golpista del 15 de julio de 2016 cerca del puente de los Mártires del 15 de julio, sobre el Bósforo, en Estambul.
Cientos de miles de personas se reunieron cerca del puente para conmemorar el golpe de Estado frustrado que dejó unos 250 muertos y marcó profundamente a Turquía. Erdogan inauguró allí un monumento dedicado a las víctimas tras haber recitado una oración.
La derrota de los militares golpistas es saludada por Erdogan como una victoria democrática, pero las masivas purgas lanzadas por las autoridades suscitan inquietud entre los aliados occidentales de Ankara y las organizaciones de derechos humanos.
El gobierno ha acusado al predicador Fethullah Gülen de estar detrás del golpe –lo que niega el interesado– y por ello persigue y reprime a sus partidarios desde hace un año: 50.000 personas han sido detenidas, y 100.000 destituidas en oleadas sucesivas.
Este viernes, más de 7.000 policías, soldados y empleados de ministerios fueron despedidos por decreto ley.
Además, declaró que los presuntos golpistas que están siendo procesados deberían llevar un uniforme «único (…) como en Guantánamo», una prisión militar estadounidense situada en Cuba, en la que los detenidos llevan un mono naranja.
El presidente turco tenía previsto acudir a Ankara por la noche para pronunciar un discurso a las 23H32 GMT, la hora precisa en la que los golpistas bombardearon la Asamblea Nacional en la noche del 15 de julio.
– ‘No olvidar’ –
«Nuestra nación no olvidará el 15 de julio, y no permitirá que este sea olvidado», declaró el primer ministro, Binali Yildirim, durante la ceremonia en Estambul, rindiendo homenaje a los «mártires» que «dieron su vida por su patria, su bandera, su fe».
Uno de los episodios más dramáticos se produjo en el puente de los Mártires del 15 de julio, así rebautizado tras la intentona golpista, donde los golpistas dispararon contra civiles.
Ya en la madrugada, se rendirían, con lo que se puso fin a la intentona golpista.
«Estamos aquí por las víctimas, por la democracia, por nuestro país, por nuestro pueblo, por nuestra bandera», declaró a la AFP Hakan, un estambulí que participó en la concentración.
Los opositores al presidente turco lo acusan de deriva autocrática desde la intentona, que fue la más violenta y espectacular forma de objeción contra él desde que llegó al poder en 2003.
Pero Erdogan, cada vez más poderoso gracias a una controvertida revisión constitucional, rechaza las críticas y denuncia una «falta de empatía» de Occidente, con el que mantiene tensas relaciones.
– Polarización –
Las purgas lanzadas tras el golpe han afectado seriamente a las instituciones: 4.000 magistrados fueron expulsados y el ejercito turco -el segundo de la OTAN- está debilitado tras la destitución de al menos 150 generales.
El gobierno turco afirma que estas medidas de excepción, tomadas en el marco del estado de emergencia en vigor desde hace un año, son necesarias para limpiar el Estado de elementos gulenistas, metódicamente infiltrados desde hace décadas.
Las purgas han afectado también a los medios prokurdos, cuyos principales dirigentes han sido encarcelados, así como a periodistas críticos o a varias ONG.
Todo ello ha polarizado profundamente a la sociedad turca, dividida entre pro y anti-Erdogan.
Un movimiento de protesta para defender la «justicia», dirigido por el líder del principal partido de oposición (CHP, socialdemócrata), Kemal Kiliçdaroglu, logró movilizar recientemente a centenares de miles de descontentos.
«Durante al año transcurrido (…),las persecuciones se han salido del marco del derecho, la justicia ha sido devastada» se lamentó este sábado Kiliçdaroglu, al hablar ante el parlamento.
Cortesía: AFP