Investigadoras españolas del hospital Mount Sinai de Nueva York identificaron el primer mecanismo por el que algunos tumores hepáticos son resistentes a la inmunoterapia, lo que permitirá avanzar en la lucha contra el cáncer y desarrollar nuevas terapias personalizadas en los tumores más resistentes.
El estudio, publicado hoy en la revista Cancer Discovery, está liderado por las científicas navarras Amaia Lujambio y Marina Ruiz de Galaterra y tiene por objetivo luchar contra el que es el cuarto tipo de cáncer más letal, sobre todo por la falta de terapias efectivas del que también es el sexto tipo de cáncer más común en el mundo y del que se diagnostican 700.000 nuevos casos cada año.
A pesar de los buenos resultados que ofrece la inmunoterapia, llevando a la curación total de cientos de pacientes, no es eficaz en todos y es muy importante poder predecir qué pacientes pueden responder o no a inmunoterapia, ya que son tratamientos muy costosos y que pueden tener efectos secundarios.
Según se resume en un comunicado de la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, “este estudio presenta un sofisticado modelo de ratón de cáncer hepático que permite estudiar cómo distintas alteraciones en las células tumorales afectan a la respuesta a inmunoterapia”.
La novedad de este modelo se basaría en que en vez de utilizar ratones modificados genéticamente, que son lentos y costosos de generar, utiliza ratones “normales” cuyos hígados son modificados genéticamente después del nacimiento usando la tecnología CRISPR-Cas9.
“Con este sistema se pueden generar tumores de hígado que presentan las mismas alteraciones que los pacientes de carcinoma hepatocelular. Como los tumores de ratón son más simples que los tumores de pacientes, podemos extraer conclusiones que en tumores humanos sería más difícil ya que hay muchos factores que pueden confundir”, explica la doctora Marina Ruiz de Galarreta y primera firmante del artículo.
Este estudio es el primero en describir que las alteraciones en el gen CTNNB1 (que codifica para la proteína beta-catenina) producen tumores que no responden a inmunoterapia.
“La activación de beta-catenina genera un microambiente tumoral que excluye o repele a las células inmunes. Por lo tanto, aunque quitemos la ‘capa protectora’ del tumor con inmunoterapia, eso no funciona ya que las células inmunes no pueden llegar al mismo. Y lo que es más importante, las células inmunes no han sido entrenadas para atacar al tumor”, añade Ruiz de Galarreta.
Estos resultados se han confirmado en muestras de pacientes de carcinoma hepatocelular: aquellos tumores que presentan activación de beta-catenina carecen de células inmunes, que han sido excluidas, afirma la investigadora.
La activación de beta-catenina ocurre en un 30 % de los pacientes de carcinoma hepatocelular. Un estudio previo realizado por el hospital Memorial Sloan Kettering demostró que esos pacientes responden peor a inmunoterapia, validando el hallazgo del presente estudio.
“Nuestro objetivo ahora es identificar nuevas terapias que puedan ser utilizadas en esos pacientes. Gracias a nuestros estudios en ratón sabemos que cuando hay una alteración en beta-catenina, las células tumorales repelen a las células dendríticas, que son necesarias para que el sistema inmune reconozca al tumor. Si somos capaces de atraer células dendríticas a estos tumores, es muy posible que puedan responder a inmunoterapia”, afirma la doctora Amaia Lujambio, que lidera el laboratorio que ha realizado este trabajo.
Con este nuevo modelo, el equipo formado por las doctoras Ruiz de Galarreta y Lujambio espera poder encontrar nuevos mecanismos de resistencia que también ocurren en pacientes de carcinoma hepatocelular y diseñar nuevas estrategias para revertir esa resistencia
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Referencia: EFE