“¿El Papa en Corea del Norte? Se necesita una preparación seria, sería un impulso para la paz y la desnuclearización”
Un primer paso se ha dado y el Papa «ha expresado su disponibilidad para ir» a Corea del Norte, pero «para un viaje de este tipo se necesitan una consideración seria y una preparación seria». Es lo que dijo el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, sobre la invitación que el líder norcoreano Kim Yong-un envió de palabra al Papa Francisco para que visite su país. El mismo que hasta hace poco parecía blindado al mundo. La invitación, o mejor dicho «el interés» del líder norcoreano (como lo definió el cardenal), fue manifestado verbalmente al Papa Bergoglio por el presidente sudcoreano Moon Yae-in durante la audiencia de esta mañana en el Vaticano.
El Secretario de Estado, encontrando a los periodistas al margen de la presentación de un libro sobre la “Humanae vitae” en el Vaticano, confirmó lo que se difundió en los medios de comunicación, es decir que «el presidente de Corea del Sur llevó el “interés” del líder de Corea del orte de recibir al Papa en Pyongyang, y el Papa ha dado su disponibilidad».
«Ahora —añadió el purpurado— hay que esperar un poco para que se formalice esta invitación. Ha sido solamente un primer acercamiento». Claro, «una vez que se comience a pensar seriamente en la posibilidad de este viaje, habrá que pensar también si habrá que pedir algunas condiciones para poder realizarlo», aclaró el “primer ministro” de la Santa Sede. «Esto formará parte del trabajo sucesivo».
Por parte del Papa, explicó Parolin, «fue expresada una disponibilidad para ir, pero un viaje de este tipo requiere una consideración seria y una preparación seria». Una eventual visita del Pontífice a la Península coreana (que, a pesar de los enormes esfuerzos que se han hecho por la paz, todavía está dividida) sería de enorme interés: en particular, subrayó el cardenal, «la contribución fundamental sería la de apoyar el proceso de pacificación y de desnuclearización». E indicó que la visita del presidente sudcoreano de hoy por la mañana ya es un paso en este sentido.
El cardenal respondió también a una sobre la “Humanae vitae” de Pablo VI, objeto del libro de monseñor Gilfredo Marengo, editado por la LEV y presentado hoy por la tarde en el Palacio del Santo Oficio: «Gracias a este trabajo podemos comprender mejor qué significó para Pablo VI esta encíclica y cómo la preparó, con cuáles sentimientos vivió también la preparación». Montini mismo dijo que «fue uno de los momentos más dolorosos de su vida, pero sigue teniendo una gran actualidad».
Después de medio siglo de su publicación, «podemos compartir plenamente ese sufrimiento», dijo Parolin en su intervención durante la presentación del libro. El Pontífice que ahora es santo «lo tomó sobre sí apoyado por la voluntad de defender la vida».
«Lo que quería Pablo VI —explicó— era salvaguardar la dignidad de la persona humana, y esto, creo que sigue siendo el mensaje fundamental de la encíclica a cincuenta os de distancia». Un mensaje «profético» , por lo que, exhortó el cardenal, hay que «dejar fuera los debates», las críticas que nacieron en un periodo de la Iglesia que ya han sido superadas pero que «todavía hoy parecen condicionar posturas polémicas de las que se podría prescindir».