La ex presidenta brasileña Dilma Rousseff denunció hoy en Río de Janeiro que su antecesor y padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva, es víctima de una persecución política «golpista» que quiere «enviar a un inocente a la cárcel» y detrás de la cual ha existido «interferencia» extranjera.
«Hay una estrategia clara de nuestros adversarios golpistas de intentar inviabilizar la candidatura (presidencial) de Lula», dijo la ex mandataria en una rueda de prensa con medios internacionales.
La ex gobernante se refirió a la persecución judicial al criticar la decisión de este lunes de un tribunal regional de rechazar los últimos recursos de la defensa de Lula contra la pena a 12 años de prisión a que fue condenado por corrupción y que prácticamente le abren las puertas de la cárcel y lo inhabilita para las presidenciales de octubre, para las que es el máximo favorito.
Rousseff denunció igualmente que en Brasil se está utilizando la violencia para frenar la consciencia de las personas y para «contener la libre expresión política».
Con esto la líder del Partido de los Trabajadores (PT) se refirió a las agresiones contra los miembros de la caravana que Lula (2003-2010) realiza desde hace una semana a los estados de Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná, al sur de Brasil y donde fueron atacadas con piedras, palos y cohetes de artificio.
Para Rousseff este tipo de actos, así como el crimen de la concejala y activista de derechos humanos Marielle Franco, asesinada a tiros hace diez días en el centro de Río de Janeiro, indican que ha resurgido la extrema derecha en Brasil.
«El centro no tiene candidato y la extrema derecha aprovecha para destilar violencia», señaló
«Cuando se planta odio, se recoge violencia», dijo, refiriéndose a que ese tipo de acciones ocurre «donde la extrema derecha aparece».
La ex presidenta de Brasil, quien consideró que los ataques a las caravana parecen haber sido efectuadas por «milicias», aseguró que solo el resurgimiento de la «extrema derecha» en Brasil permite este tipo de actos.
«Lo que ha ocurrido con esas caravanas es un reflejo de eso y por eso llamamos a la prensa internacional para denunciarlo», aseguró.
Roussef, quien gobernó Brasil entre 2011 y 2016 como sucesora de Lula, dijo que lo que ocurre en el país, aunque no se ciñe al modelo tradicional del golpe militar latinoamericano, «es un golpe».
La dirigente del PT señaló que los «golpistas» que están detrás de esa «persecución política» contra Lula quieren «cometer el mayor crimen que es poner a un inocente en prisión».
«Vamos a luchar contra eso en todas las instancias», aseguró al indicar que el PT presentará recursos ante todos los tribunales para impedir el posible encarcelamiento de Lula y permitirle que dispute las elecciones.
La ex mandataria dejó entrever que las acciones que llevaron a su destitución y que insisten en la persecución política de Lula se parecen al golpe militar que Brasil sufrió en 1964 y posiblemente tuvieron participación externa.
«Creo que nuestra elite tiene toda la capacidad de dar un golpe sola. Pero creo que tuvimos ayuda del exterior». La historia lo va a mostrar», aseguró.
Lula da Silva, quien tiene los índices más altos de intención de voto para las presidenciales de octubre próximo pese a que fue condenado a 12 años y un mes de prisión por corrupción y lavado de dinero, realiza una nueva gira por el país y desde hace una semana recorre diferentes ciudades del sur de Brasil para defender su inocencia y reiterar que es víctima de una persecución judicial.
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Referencia El Comercio