Portugal prohíbe a los barcos turísticos acercarse a las orcas tras varios ataques de estos animales

Los incidentes traumáticos pueden ser la causa de este comportamiento inusual, que ha aumentado en los últimos tres años.

Portugal ha prohibido a los barcos turísticos acercarse a las manadas de orcas, tras una serie de incidentes en los que los animales embistieron a las embarcaciones.

En mayo, un grupo de orcas chocó de madrugada contra un velero frente a la costa española. Perforaron el casco y rompieron el timón, según informó el servicio local de salvamento marítimo.

El Instituto para la Conservación de la Naturaleza y los Bosques (ICNF) de Portugal afirma que, además de los veleros, algunas embarcaciones turísticas más pequeñas también han despertado el interés de las orcas.

«Dado el tamaño de las orcas adultas, que pueden alcanzar una longitud máxima de nueve metros y pesar entre tres y cinco toneladas, una interacción más intensa con embarcaciones más pequeñas, utilizadas para el avistamiento de cetáceos, podría tener consecuencias más graves», explica el INCF en un comunicado.

El instituto prohibió acercarse activamente a las orcas tanto por la seguridad de los turistas como para evitar molestar a los animales. Los barcos también tienen instrucciones de alejarse de los cetáceos para evitar interacciones y dejar de moverse si las orcas consiguen acercarse al barco sin ser vistas.3

¿Por qué embisten?

Desde 2020, se han producido varias interacciones entre orcas y embarcaciones en el estrecho de Gibraltar, a lo largo de la costa portuguesa y en Galicia (España), señala el INCF.

Su motivo sigue siendo un misterio, pero algunos expertos creen que la venganza podría estar detrás de este comportamiento inusual, basado en la experiencia traumática de una orca llamada White Gladis.

Según la teoría, tras una colisión que tuvo lugar hace un par de años, esta orca empezó a mostrar un «comportamiento defensivo» contra los buques, que otras orcas empezaron a copiar.

Una cosa es segura: las embestidas de orcas frente a las costas de España y Portugal son cada vez más frecuentes. Su carga contra el buque Mustique el 25 de mayo fue una de las al menos 20 interacciones entre estos inteligentes cetáceos y los marineros en el estrecho de Gibraltar sólo en ese mes.

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Según el grupo de investigación GTOA (Grupo de Trabajo Orca Atlántica), que realiza un seguimiento de las poblaciones de la subespecie de orca ibérica, en 2022 se registraron 207 incidentes. En 2021 fueron 197, y 52 entre julio y noviembre de 2020.

Estos grandes depredadores suelen atacar a los veleros, pero no suelen causar muchos daños. Según los informes, solo tres embarcaciones han sido hundidas por orcas desde que comenzó este comportamiento en mayo de 2020. Se calcula que solo golpean a uno de cada 100 barcos que navegan por una localidad.

¿Están las orcas buscando venganza?

Elaine Thompson/AP
Una orca salta fuera del agua cerca de un barco de avistamiento de ballenas en el mar de Salish, en las islas San Juan, WashingtonElaine Thompson/AP

Alfredo López Fernández, biólogo de la Universidad de Aveiro (Portugal) y representante de la GTOA, sostiene que las orcas eligen los barcos a propósito.

«No sabemos el origen ni la motivación», explicaba el experto a Live Science, «pero el comportamiento defensivo basado en el trauma como origen de todo esto, cobra cada día más fuerza para nosotros».

Algunos investigadores sospechan que la orca conocida como White Gladis sufrió un «momento crítico de agonía» —bien al ser golpeada por un barco o al quedar atrapada durante una pesca ilegal— que activó en ella un interruptor de comportamiento.

«Esa orca traumatizada es la que inició este comportamiento de contacto físico con el barco», sostiene López Fernández.

Algunos expertos han llegado a afirmar que Gladis y compañía están enseñando a las orcas jóvenes a romper los timones de los barcos. Pero López Fernández, coautor el año pasado de un estudio sobre los mamíferos marinos, cree que simplemente se está extendiendo por imitación entre los animales.

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Muchas teorías, pocas certezas

Sean cuales sean las teorías sobre este asunto, lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta a qué se deben estas embestidas.

«Se trata de un misterio total, sin precedentes», reconoció a CBS News Andrew W. Trites, profesor y director de Investigación de Mamíferos Marinos de la Universidad de Columbia Británica. Trites es de los que no cree que los incidentes sean ataques, preguntándose por qué las orcas querrían adoptar un comportamiento autodestructivo.

Triste sostenía que se trata de «un comportamiento lúdico que se les ha ido de las manos». Recuerda a una ballena llamada Luca, vista frente a la costa de Vancouver, en Canadá, que se alejó nadando de su manada y empezó a seguir a los barcos.

«Más tarde aprendió a agarrarse a los timones para romperlos e inutilizar las embarcaciones», recordaba Trites. «En su caso, buscaba interacciones sociales. Y aprendió que podía prolongar las interacciones inutilizando los botes».

«Conozco muchos casos en los que las orcas se acercan a las hélices de los barcos, para sentir el chorro del agua pasar sobre ellas. Para ellas es como estar un jacuzzi», decía Trites en su entrevista a la CBS.

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Los marineros, en peligro

Para una ballena, un poco de jaleo (si es que se trata de eso) puede parecer una diversión inofensiva. Pero lo cierto es que el impacto en las embarcaciones puede llegar a ser muy perjudicial y peligroso para los marineros.

Los conservacionistas se muestran preocupados. Y aunque es algo que no puede relacionarse directamente con los sucesos de los barcos, se sabe que cuatro orcas pertenecientes a la subpoblación ibérica han muerto desde que comenzó este comportamiento en 2020.

El último censo de 2011 habla de 39 orcas ibéricas registradas, y este grupo está catalogado como en peligro crítico por la Lista Roja de la UICN.

«Si esta situación continúa o se intensifica, podría convertirse en una preocupación real para la seguridad de los navegantes y en un problema de conservación para esta subpoblación de orcas en peligro de extinción», concluían López Fernández y sus co-investigadores en el estudio del año pasado.

Por lo pronto, el Ministerio de Transportes de España ha instado a los navegantes a abandonar la zona si observan un cambio en la dirección o la velocidad de una orca, y a informar rápidamente en caso de cualquier interacción

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