La NBA está atenta a la altura y edades de los jugadores

El periodista Marc Stein (New York Times), que ha entrado en el Hall of Fame por su labor profesional, lo anunció: los equipos de la NBA tendrán que certificar con absoluta precisión la edad y la altura de todos sus jugadores y tendrán que hacerlo durante la primera semana del training camp.

Ese caso de Buddy Hield movió definitivamente a la NBA a tratar de formalizar con absoluta transparencia unos datos que a veces cambian, en los mismos jugadores, varias veces durante una mista temporada. “Será culpa de los que me dan otra edad, no mía. La primera vez que mi madre miró mi página en la Wikipedia me preguntó que por qué estaba mal puesto mi edad”, dijo entonces el escolta de Sacramento Kings.

La altura de los jugadores ha sido tradicionalmente un asunto todavía más peliagudo, como demostró el caso de Kevin Durant, que se daba a sí mismo menos altura de la que realmente tiene para que no le encasillaran como hombre alto y poder así jugar como alero. Según las estadísticas oficiales de la NBA, y hasta la citada Wikipedia, el dos veces MVP de las Finales medía 6 pies y 9 pulgadas: 206 centímetros.

Pero en cuanto se emparejaba en pista con pívots de equipos rivales que eran teóricamente más altos, la sensación era precisamente la contraria: DeMarcus Cousins o DeAndre Jordan no eran desde luego más altos, en todo caso al contrario, que KD cuando se hicieron, por ejemplo, las fotos oficiales con el Team USA que ganó el oro en Río 2016. Así que el propio Durant reconoció el truco en los micrófonos de la emisora KNBR:

Mido casi 6,11 (2,11) descalzo, así que con zapatillas mido siete pies (2,13). Me gusta enredar con ese tema porque me lo preguntan tantas veces… es solo una forma de vacilar a la gente”. Así que lo que parecía al ojo era real: Kevin Durant es un siete pies, un jugador de 2,13 con la condiciones técnicas de un guard. Por eso es uno de los mejores anotadores de todos los tiempos.

Aquellas declaraciones de Durant trajeron de vuelta a la actualidad en su momento un artículo anterior del Wall Street Journal en el que se analizaban las razones por las que los jugadores de la NBA mentían con frecuencia sobre su altura. Y muchas veces no para añadirse centímetros, como sería lo más lógico a priori, sino para quitárselos. Se trata de que no te den altura de ala-pívot si quieres ser alero, o de escolta si quieres ser base. El propio Durant lo explicaba entonces: “Si me pregunta una chica, le digo que mido siete pies (2,13). Pero en los círculos de baloncesto, soy 6,9 (2,06). Siempre me ha parecido mejor decir que soy un alero de 6,9, porque es una altura que encaja en esa posición. Si hubiera dicho que medía más habrían empezado a decir que era un ala-pívot”.

Durant no es el único, recordaba ese artículo en el WSJ, que se quitó altura para evitarse la etiqueta de siete pies: Kevin Garnett también negó que esa era su altura para que no le encasillaran como pívot y poder jugar como ala-pívot, la posición en la que fue MVP con los Timberwolves. Oficialmente le daban 2,11 aunque hasta Flip Saunders, su entrenador y amigo ya fallecido, bromeara al respecto.

El caso contrario es el de jugadores muy bajitos cuya altura oficial se infla: JJ Barea tiene asignada una altura de seis pies (1,83) de la que él mismo se burla: “Las primeras veces que lo escuchaba en los altavoces de un pabellón me daba la risa. Yo y las otras 20.000 personas que había allí sabían que yo no mido seis pies. Mido 5,10 (1,78)… y eso en los días buenos”.

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Referencia: as.com

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