Caraqueños sin transporte público para trasladarse

Los ciudadanos caminan mínimo dos horas diarias para poder cumplir con su jornada

Aproximadamente a las 04:00 de la mañana inicia la jornada en la capital venezolana, los citadinos se levantan de la cama antes de que salga el sol; con el objetivo de ganar tiempo ante el problema de la falta de unidades móviles.

Para poder llegar puntual a su lugar de trabajo o casa de estudio, deben salir dos horas antes de lo previsto y con un toque de habilidad logran cumplir con el compromiso cotidiano.

Los usuarios del metro

Un buen número de personas usan el transporte subterráneo de Caracas para movilizarse, pero este se ha convertido en un símbolo de peligro por los diferentes acontecimientos que a diario se viven en los vagones, en las estaciones y en los lugares aledaños del mismo.

El hurto de objetos es el principal aquejo de los usuarios; en el metro pueden perder el teléfono, el monedero, la plata, y hasta documentos importantes.

Los vagones a cualquier hora se encuentran colmados y calurosos ya que no hay aire acondicionado; lo que ocasiona en las personas malestar y fatiga. Ante el poco espacio para moverse comienzan las discusiones entre los usuarios y en ocasiones las tensiones son tan altas que han llegado a los golpes.

Del techo de los vagones caen gotas de agua sin que los usuarios puedan hacer algo para evitar mojarse, los vendedores ambulantes quienes no tienen autorización para vender su mercancía se desplazan de una puerta a otra escabulléndose como pueden entre la multitud.

Más de 15 minutos pierden los ciudadanos en la espera del vagón; la tardanza puede ser por un arrollamiento, (frecuente) por mantenimientos o porque actualmente están operativos 13 trenes de un total de 36 (línea 1), algunas veces prestan servicio con las puertas abiertas o puertas que no abren al llegar a las estaciones lo que ocasiona pánico en los usuarios quienes con poco aire, agitados y con miedo de ser despojados de sus pertenencias desean llegar pronto a su destino.

Alberto Vivas, vicepresidente de la ONG Familia Metro, en unas declaraciones para un portal web afirmó Los trenes después de cierta cantidad de kilómetros recorridos están presentando serias fallas en el área eléctrica”.

También recordó que los trenes de la Línea 1 provienen de España; el gobierno de ese país se los había comprado a China, pero como no contaban con los lineamientos requeridos se los vendieron a Venezuela son trenes prácticamente desechables, porque no hay como repararlos indicó.

Los usuarios de las camioneticas

Desde noviembre del año pasado la situación empeoró con respecto al transporte, poco a poco fueron desapareciendo las busetas y el precio del pasaje sin ningún tipo de control puede varias excesivamente en una semana.

Hay conductores que prefieren trabajar de forma pirata para cobrar así lo que consideran justo por el servicio que ofrecen a la colectividad. Largas colas se pueden observar en las paradas, desde tempranas horas y hasta que oscurece no merma la cantidad de usuarios que intentan trasladarse.

Los billetes de 50 y de 100 no son aceptados en las unidades y el pago preferencial a estudiantes y adultos mayores no está siendo respetado.

Para lograr montarse en la unidad los pasajeros deben “luchar”, la cordialidad se esfumó de las calles, para llegar a trabajar o retornar a la casa “hay que ser vivo” según frases que se escuchan entre los afectados.

Empujar, correr, colearse y madrugar son las acciones que los ciudadanos acostumbran realizar para usar el transporte. Aproximadamente se invierte 2 horas diarias para trasladarse.

Los que prefieren caminar

Entre el caos, hay personas que prefieren aligerar la carga caminando hasta su destino,   como es el caso de la joven Maibelys, quien vive en Catia y estudia en San BernadinoCuenta que se levantó más temprano de lo acostumbrado como si alguien le hubiese advertido lo que enfrentaría en el día.

A las 06:00 de la mañana ya se encontraba esperando un vagón de metro, al ver que no llegaba, eligió trasladarse en “camioneticas” pero desafortunadamente está tampoco pasó.

Con el afán de llegar a tiempo a sus clases, (o por lo menos llegar) ella emprendió la aventura de irse caminando por un trayecto que le costó 2 horas de su vida y le dejó ampollas en sus pies.

Las calles y las avenidas principales de la ciudad se encuentran con más personas que con carros, lo que anteriormente era contrario. En las llamadas “horas picos” se puede ver cómo los ciudadanos van y vienen buscando llegar su destino de alguna manera.

Escrito por:

Dayana Prieto

@dayamisionera

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