Con la expulsión de es posible que la embajada cubana en EEUU Washington también suspenda la emisión de visados, en lo que representaría un enorme retroceso en el ya difícil proceso de acercamiento iniciado en 2015.
Estados Unidos escaló sensiblemente las tensiones con Cuba al anunciar este martes la orden de salida de 15 diplomáticos de la embajada cubana en Washington, como consecuencia de los alegados ataques contra su personal en La Habana.
En una nota oficial, el Secretario de Estado, Rex Tillerson, informó que su oficina comunicó a Cuba «la orden de salida de 15 de sus diplomáticos en su embajada en Washington», aunque destacó que se mantienen las relaciones diplomáticas.
De acuerdo con Tillerson, la decisión de expulsar del país a los funcionarios fue adoptada por el «fracaso de Cuba en adoptar medidas para proteger a nuestros diplomáticos de acuerdo con sus obligaciones ante la Convención de Viena».
«Mantenemos nuestra relaciones diplomáticas con Cuba, y seguiremos cooperando con Cuba en la medida en que investigamos estos ataques», expresó el Secretario de Estado.
Poco antes, un funcionario del Departamento de Estado que solicitó el anonimato dejó claro que se trata de una expulsión del país.
«Estamos expulsando a estos 15 cubanos hoy. No han sido declarados persona non grata, y esperamos que se vayan en siete días», dijo el diplomático.
EE.UU. pide garantías
De acuerdo con esta fuente, para restablecer la normalidad en el funcionamiento de las embajadas Washington requiere «de garantías plenas del gobierno de Cuba de que estos ataques no van a continuar».
El gobierno estadounidense afirma que por lo menos 22 integrantes de su personal diplomático en La Habana fueron objeto de raros ataques, aparentemente con uso de ultrasonido.
Entre los síntomas identificados el Departamento de Estado mencionó desde fuertes dolores de cabeza a edemas cerebrales, pasando por mareos y pérdida parcial de audición y de memoria.
Aunque aún se desconoce el origen de estos episodios y sus responsables, y los afectados exhiben una gran variedad de síntomas, el Departamento de Estado expresó no tener dudas que se trata de «ataques».
«Hay un padrón muy consistente», dijo el funcionario.
El viernes, el Departamento de Estado había anunciado la decisión de reducir a la mitad su personal en la embajada en La Habana a raíz de estos ataques que por ahora no han sido explicados.
Aunque la medida EE.UU para reducir su personal en La Habana fue unilateral, el paso de ordenar la salida del país de diplomáticos cubanos eleva las tensiones, ya que la Casa Blanca admite no tener pruebas de la responsabilidad de Cuba en el caso.
La semana pasada Tillerson recibió en el Departamento de Estado al canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, precisamente para discutir la situación creada por estos incidentes.
En esa reunión Rodríguez negó de forma tajante que Cuba haya perpetrado alguna vez ataques de cualquier naturaleza contra personal diplomático extranjero, y solicitó la cooperación de Washington en las investigaciones.
Los dos países restablecieron sus relaciones diplomáticas en 2015 después de medio siglo de ruptura y desconfianza, pero la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca abrió una interrogante sobre el futuro de esa aproximación.
En junio, Trump anunció un endurecimiento de las medidas administrativas que su antecesor, Barack Obama, había adoptado por decreto para facilitar los viajes y el comercio con la isla.
Al anunciar la reducción a la mitad de su personal en La Habana, el Departamento de Estado informó también la suspensión por tiempo indeterminado de la emisión de visas para cubanos.
También te puede interesar: http://melaoypapelon.com/2017/09/25/eeuu-cierra-las-puertas-ciudadanos-venezuela/
Con la expulsión de los 15 diplomáticos es posible que la embajada cubana en EE.UU también suspenda la emisión de visados, en lo que representaría un enorme retroceso en el ya difícil proceso de acercamiento iniciado en 2015.
En este sentido, Tillerson observó en su nota oficial de este martes que la expulsión de los 15 diplomáticos cubanos «asegurará equidad en nuestras respectivas operaciones diplomáticas».
El Espectador