35 años de cárcel por matar a su hermano menor

Dos años y diez meses después de que el asesinato de Johan Sebastián Rugeles García, de 7 años, a manos de su hermano y en complicidad con su mamá, conmocionó a la ciudad, Wílmar Rugeles García fue condenado a 35 años y cinco meses de prisión.

Este sujeto asfixió con un cordón a su hermano el 29 de agosto del 2014, en un paraje desolado del barrio Caracolí en Ciudad Bolívar, porque el menor había sido testigo del abuso sexual del que era víctima una de sus hermanas, a causa de Wílmar.

Lo que más me impresionó fue encontrar el cuerpo del niño en ese basurero, con su uniforme, y ver que se aprovecharon de su ingenuidad para decirle que lo llevaban al colegio cuando ya habían planeado matarlo”, relató el intendente jefe Ruberth Suárez, investigador del caso.

Después de seis intentos, un año después del juicio oral contra el acusado, finalmente la juez novena penal de circuito dictó la sentencia, en medio de una audiencia llena de fuertes llamados de atención a la defensa del acusado por no presentar el material probatorio requerido y por dilatar en repetidas ocasiones el proceso.

Este caso fue toda una película de terror, y el homicidio del menor fue solo el punto más álgido de la tragedia. Años atrás, el condenado había estado en la cárcel por abusar sexualmente de su hermana menor, y el testimonio clave para condenarlo fue el de Johan Sebastián.

Una vez salió de la cárcel, regresó a casa y continuó abusando de su hermana, además de maltratar a Johan.

El detonante de la situación fue la amenaza que lanzó Johan a Wílmar cuando lo vio nuevamente abusando de su hermana y aseguró que le contaría a Orlando Rugeles, su padre.

“Yo no voy a dejar que ese niño me mande a la cárcel otra vez”, habría dicho Wilmar a su mamá antes de asesinarlo.

El día de los hechos, María Eugenia García, la madre del pequeño, quien paga su condena en la cárcel El Buen Pastor, salió con él, al parecer rumbo al colegio, pero lo condujo al lugar donde lo mataron.

Según el investigador Suárez, la mamá asfixió al menor hasta que le hizo perder el conocimiento, y después Wilmar rodeó su cuello con un cordón, lo tiró al piso boca abajo, puso su rodilla en el cuello y le quebró la tráquea.

“Él no está loco, pero tiene problemas, no quiere a nadie y nunca, en todo este tiempo, se ha mostrado arrepentido”, concluyó el investigador.

cortesía: El tiempo

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