A sus 30 años, el jamaiquino se prepara para la retirada, pero con la posibilidad de conseguir su cuarto título mundial en los 100 metros, la prueba reina, en el Mundial de Londres.
El jamaicano Usain Bolt empieza este lunes una semana que le llevará al Mundial de Londres, su última gran cita, con la que espera poner un broche de oro a una carrera llena de récords y de noches de gloria.
A sus 30 años, el ‘Rayo’ se prepara para la retirada, pero con la posibilidad de conseguir su cuarto título mundial en los 100 metros, la prueba reina, aunque su estado es una incógnita y apenas ha competido este año, por lo que no está claro si podrá conseguir su objetivo.
Bolt, que en el cierre del Mundial participaría en el relevo 4×100 metros, no correrá los 200 metros, prueba en la que es plusmarquista mundial (19.19), por lo que los 100 metros, cuya final en Londres tendrá lugar el sábado, en el segundo día del Mundial, es la gran fecha señalada para saber si la apuesta ha sido exitosa o si ha extendido demasiado su carrera.
En total han sido tres las reuniones en las que Bolt ha corrido este año en los 100 metros, por lo que es complicado establecer su potencial real.
Si se tienen en cuenta sus cronos de esas citas, el jamaicano no estaría en la ‘pole position’, pero Bolt es Bolt y ya llegó con dudas importantes al Mundial de Pekín-2015 y los Juegos Olímpicos de Rio-2016, donde terminó siendo de nuevo el héroe.
La temporada de Bolt este año se abrió el pasado 10 de junio en la reunión de Kingston, en su país, donde venció con un tiempo de 10 segundos y 3 centésimas, muy lejos de su récord mundial, los 9.58 que consiguió en su título en el Mundial de Berlín en 2009.
Fue una carrera llena de emotividad, donde 30.000 espectadores se citaron en el estadio Nacional y donde Bolt admitió que nunca había pensado cuando comenzaba en el atletismo que podía convertirse en «una leyenda».
Fue recibido con una banda militar, entró al estadio en una camioneta que dio la vuelta a la pista y en la tribuna estaba el primer ministro jamaicano, acompañado de Sebastian Coe, el presidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF).
«Aquí está su casa. Hubo mucha emoción la noche anterior, yo sólo quería ser testigo», admitió Coe al día siguiente en una entrevista con la AFP.
Gran incógnita
La siguiente etapa de Bolt en su año de la despedida le llevó a otra reunión muy importante para él, la de finales de junio en Ostrava (República Checa), donde acudía por novena vez en su carrera.
Allí el tiempo fue incluso peor que en Kingston: venció, pero con 10 segundos y 6 centésimas, tras una salida catastrófica.
«No estoy contento con mi tiempo, pero esto es solo un principio. He tenido algunos problemas de salud», afirmó aquella noche el jamaicano, intentando tranquilizar a sus fans.
Ostrava, igual que Kingston, había preparado un homenaje para despedirse de su atleta más querido, con fuegos artificiales, un mosaico en la grada, el himno jamaicano y un baño de masas, con 15.000 espectadores aclamando a la superestrella que revolucionó el atletismo en la última década.
La tercera y última escala de Bolt rumbo a Londres le llevó al estadio Louis II de Mónaco, para su despedida de la Liga de Diamante.
Allí Bolt también ganó, bajando por primera vez este año de los 10 segundos (9.95), aunque todavía lejos del nivel acostumbrado.
Pese a ello, los rivales saben que Bolt es el hombre a batir y no conciben no verle en la final de Londres.
«No hay miedo, solo un respeto total por lo rápido que es, lo competitivo que es, así que quiere llegar a este último duelo final», aseguró en junio otro veterano, el estadounidense Justin Gatlin (35 años), que ganó una vez a Bolt, en la reunión de Roma en 2013.
Bolt lleva compartiendo este año sus sensaciones en el momento del adiós, insistiendo en que pone punto final muy tranquilo y satisfecho.
«He hecho todo lo que quería hacer y ahora ha llegado el final. No tengo ningún problema con eso», aseguró el pasado mes de junio.
Ahora sólo le queda poder irse desde el lugar que acostumbra: lo más alto del podio.
De referencia: El Espectador.