El senador de Arizona es una de las voces más respetadas de EE. UU. No es la primera vez que se enfrenta a un cáncer. En 1990 fue intervenido para extirparle un melanoma, y de nuevo en 2002.
“Es la persona más fuerte que conozco. El enemigo más cruel nunca ha podido quebrantarlo. El cáncer podrá afectarlo de muchas formas, pero nunca lo hará rendirse, porque nada lo ha hecho capitular jamás”.
Así describía Meghan McCain la nueva lucha de su padre, el senador John McCain, quien anunció que tiene cáncer en el cerebro. Lo descubrieron los médicos en el quirófano cuando el veterano senador de 80 años era intervenido de un coágulo en el ojo izquierdo.
No es la primera vez que el senador de Arizona se enfrenta a un cáncer.Sufrió de melanomas en 1990 y el 2000. Su edad y su estado de salud fueron tema de la campaña presidencial de 2008, en la cual fue derrotado por Barack Obama.
“John McCain es un héroe estadounidense y uno de los luchadores más valientes que he conocido. El cáncer no sabe con quién se ha metido. Mándalo al infierno, John”, escribió Obama en Twitter.
Los médicos de McCain identificaron un tumor maligno del tipo glioblastoma, por lo cual necesitará ser tratado con quimioterapia o radioterapia, según informó la Clínica Mayo de Phoenix, en Arizona, el estado que McCain representa en el Senado.
El glioblastoma les costó la vida a personalidades estadounidenses como el senador Edward Kennedy en 2009, a los 77 años de edad, y Beau Biden, hijo del exvicepresidente Joe Biden, que falleció en 2015 con sólo 46 años.
Kennedy había sido diagnosticado en mayo de 2008 tras un desmayo. Fue operado y su deceso se produjo en agosto de 2009. A Biden la enfermedad se le diagnosticó en 2013. También fue intervenido quirúrgicamente y sometido a tratamiento de radioterapia y quimioterapia. Pudo retomar su trabajo, pero el cáncer reapareció y terminó causándole la muerte en mayo de 2015.
Lluvia de mensajes
Desde todo el espectro político, tanto de viejos adversarios como de amigos, los mensajes no se han hecho esperar. El presidente Donald Trump, con quien McCain mantiene tensas relaciones, señaló en un comunicado que el senador “siempre ha sido un luchador”.
Palabras que trajeron a la memoria cómo en plena campaña electoral en 2016, Trump, siendo candidato presidencial, criticó a McCain. Entonces, Trump aseguró: “No es un héroe de guerra. Sólo es un héroe de guerra porque fue capturado. Prefiero a los que no han sido capturados”. En EE. UU. es profundamente ofensivo dudar del valor del servicio militar de un veterano.
En 1967, el avión que piloteaba McCain fue derribado sobre Hanoi. Permaneció como prisionero del gobierno comunista hasta 1973, en un cautiverio en el cual padeció torturas cuyas secuelas aún son visibles en uno de sus brazos.
Trump trató de matizar sus palabras después: “Por supuesto que (McCain) es un héroe de guerra. Todos los prisioneros de guerra son héroes de guerra”, señaló en varias entrevistas.
Un senador necesario
John McCain fue elegido por primera vez en 1982 a la Cámara de Representantes, cuando era un expiloto de la Marina recientemente retirado. Desde 1986 fue reelegido constantemente por los votantes de Arizona al Senado, donde se ha transformado en uno de los pilares en cuestiones de defensa y política exterior.
Su experiencia y su trayectoria le han granjeado el respeto de sus colegas, que no siempre aprueban su fibra independiente pero que no le pueden imponer el silencio. McCain preside actualmente la Comisión de Defensa del Senado.
Pese a su edad, no ha dejado de recorrer los puntos más candentes del planeta al frente de delegaciones parlamentarias, siendo su rostro muy conocido desde Bagdad a Kiev.
Férreo defensor del presupuesto para las fuerzas armadas, ferviente partidario de la guerra en Irak, McCain defiende una visión de “halcón” en política exterior. Es un acérrimo crítico del régimen de Vladimir Putin, lo que le valió ser puesto en 2014 en una lista de estadounidenses sancionados por Rusia.
“Me imagino que eso quiere decir que mis vacaciones de primavera en Siberia han sido anuladas”, ironizó el senador, cuyo tono sarcástico es una marca de fábrica.
Políticamente, su ausencia forzada plantea un problema para la mayoría republicana en el Senado, que pasa de hecho de 52 a 51 sobre 100. En el Congreso, los legisladores deben votar imperativamente en persona. Se ignora cuándo estaría McCain en condiciones de regresar a Washington.
Desde su convalecencia escribió: “Lamentablemente para mis sparring partners del Congreso, pronto estaré de regreso”.
De referencia: El Espectador.