En zonas de Caracas y otras ciudades como Maracaibo -segunda del país- los comercios cerraron, el transporte público no funcionó y las calles lucían desoladas. Pero en el centro capitalino y barrios chavistas pocos siguieron el llamado opositor.
El paro de 24 horas arrancó a las 06H00 locales (10H00 GMT), dando inicio a la llamada «hora cero», una escalada de protestas a diez días de la elección de 545 asambleístas que reformarán la Carta Magna.
«No importa perder una día de trabajo si estamos perdiendo un país. Me sumo al paro para rescatar lo poco que nos queda de él, para aumentar la presión», dijo a AFP Omar, de 34 años, dueño de una pequeña constructora del sureste de Caracas.
Animada por 7,6 millones de votos del plebiscito simbólico que realizó el domingo contra la iniciativa de Maduro, la oposición convocó a un paro «activo», por lo que grupos de opositores bloquearon vías con barricadas de basura, escombros y ramas de árboles.
«Hemos vuelto a triunfar (…). Lo único que puede parar este país somos los chavistas», dijo Maduro al asegurar que sectores claves de la economía están «al 100%».
Confrontado también a una fuerte presión internacional para que desista de su proyecto, Maduro afirma que la Constituyente «va y ahora más que nunca» luego de que el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazara con sanciones económicas.
«Es un paro absurdo. Los opositores lo que quieren es que venga Estados Unidos a apoderarse del país», dijo a AFP María Francis, de 53 años, empleada del Metro de Caracas, paralizado en el este, bastión opositor.
En sectores de Caracas, las fuerzas de seguridad lanzaron bombas lacrimógenas contra manifestantes, en tanto que Maduro denunció que opositores «intentaron asaltar» la sede de televisora gubernamental VTV.
– Petroleros «rodilla en tierra» –
El paro es apoyado por la cúpula empresarial, cámaras de comercio e industria, algunos sindicatos, estudiantes y transportistas. Pero el gobierno controla la estratégica petrolera PDVSA y el sector público, con tres millones de empleados.
«Aquí está PDVSA rodilla en tierra (comprometida) con nuestra patria, con nuestra revolución, con nuestra Asamblea Nacional Constituyente, que va el 30 de julio», declaró el presidente de la compañía estatal, Eulogio del Pino.
El líder opositor Henrique Capriles aseguró que «el gobierno quiere tapar el sol con un dedo, hoy parece 1 de enero en gran parte del país».
«Este paro es un pulso entre un empresariado y una población famélica y pauperizada, contra un gobierno también quebrado, pero que controla los pocos recursos de un país petrolero», opinó Luis Vicente León, presidente de la firma Datanálisis.
Marcela Máspero, coordinadora de la Unión de Trabajadores de Venezuela -una de las principales centrales obreras-, sostuvo que muchos empleados «están sometidos a presiones», pero apoyan el paro.
«Si no trabajo me botan (despiden)», dijo a AFP Carolina, de 39 años, empleada de una institución estatal en Caracas.
El dirigente sindical Froilán Barrios aseguró que estos días son decisivos para hacer que Maduro «entienda que una salida democrática a la crisis significa retirar la Constituyente».
Referencia AFP