Por: Ricardo Guanipa d’Erizans
Estados Unidos esta viviendo la mayor polarización política en su historia republicana, al menos así lo veo yo en los últimos 30 años que estoy estrechamente vinculad a este gran país.
Los culpables somos todos, políticos, periodistas y ciudadanos; quienes hemos sido utilizados, o no, para contribuir apagar el incendio con gasolina.
Comenzamos con los políticos, quienes nos han empujado a los ciudadanos a perder confianza en el sistema, por ejemplo, documentos clasificados encontrados en posesión de Joe Biden, Donald Trump y Mike Pence, pero la dama ciega de la justicia se quitó el pañuelo que cubrían sus ojos como símbolo de imparcialidad para dirigir su mirada solo sobre Donald Trump y exonerar de cargos a los otros dos culpables. Me pregunto ¿Quién gana? Nadie, muy al contrario, perdemos todos, pero quien pierde más es el sistema democrático que cada vez es más golpeado debilitando a Demócratas y Republicanos y abriendo el camino para que un esquizofrénico izquierdista como Ortega, Maduro, Castro, Putin, Petro o Berny Sander llegue a la Casa Blanco y termine de destruir lo que aun es recuperable.
La prensa hispana ha jugado un papel determinante para contribuir a la polarización política en la comunidad hispana en Norteamérica, en mi caso fui testigo como los anclas de un noticiero hispano de Miami —del cual formé parte del equipo de producción— mentían o decían información claramente incorrecta para descalificar a Trump y realzar y aventajar a Hillary Clinton de forma deliberada, ambos anclas no eran ciudadanos estadounidenses en el 2016, no eran votantes, pero las malas mañas heredadas en sus países de orígenes ahora hacían esa mala practica con absoluta impunidad en EE. UU., sin medir el impacto negativo que causan al sistema democrático.
Sin embargo, al finalizar la emisión informativa conversaba con las anclas y les decía que la información dada era absolutamente incorrecta pero la respuesta, sin pudor, era que odiaban a Trump como si la Democracia se jugara en un ring de boxeo como ocurre en el tercer mundo latinoamericano.
Desgraciadamente, el aporte periodístico que hacen un número importante de comunicadores latinos —periodistas formados en Latinoamérica— en medios en español o en ingles el balance es negativo y han contribuido a una cierta degeneración de perdida de credibilidad de los medios incentivando a que los ciudadanos se refugien en redes sociales que entre mentiras y verdades al menos pueden sacar una mediana conclusión sin tener que escuchar a los liberales Jorge Ramos o Jaime Bayly que confunden en vez de informar.
No obstante, los periodistas hispanos no podemos seguir permitiendo que un grupo de irresponsables que juegan al activismo político por capricho o por negocio sigan distorsionando la verdad que a su vez atenta contra el sistema democrático estadounidense y hasta las propias instituciones.
Sinceramente, quienes hemos practicado por décadas el periodismo de investigación nos sorprende como los periodistas en EE. UU. se autocensuran y declinan investigar los malos pasos de Hunter Biden, aunque este se declaró culpable de tres cargos federales en un tribunal en Delaware el martes 20 de junio tras llegar a un acuerdo con el Departamento de Justicia o el fraude electoral a través del voto con boletas ausentes.
En mi experiencia de los 90 y el 2000, vi como cayeron en desgracia Comisionados, alcaldes, estrategas políticos y otros, que aventajaron a su candidato haciendo fraude con el uso del voto anticipado o voto por correo, llámese como se le quiera llamar, pero que terminaron destituidos y tras las rejas, y les hablo de una cantidad de votos de la elección que no llegan en su totalidad a los 20 mil sufragios.
Por esa razón siempre tuve y tendré mis dudas con el voto anticipado o por correo, no solo porque se presta al chantaje de ofrecer cierta cantidad de dinero para firmar a favor de un candidato —una vieja práctica política en Latinoamérica— o simplemente usurpar la identidad de un votante.
Como dije anteriormente, el alto nivel de vulnerabilidad de alterar resultados ha sido demostrado con elecciones de 20 mil electores no me quiero imaginar el desastre con 90 millones de votos ausentes.
Para terminar, con esto ultimo me refiero que los periodistas ahora investigan casos motivados por sus principios políticos y se autocensuran por la misma razón, ahora más que nunca creo que la investigación del caso Water Gate fue una conspiración entre agentes Federales, el partido Demócrata y periodistas del Washington Post que fue el instrumento utilizado para filtrar documentos para colapsar el gobierno de Nixon y su eventual renuncia salpicando al partido Republicano, aunque el único ganador fue Cuba y Fidel Castro ya que musculito en su entrada a las oficinas del partido Demócrata no pudo encontrar documentos que comprometieran al partido Demócrata con el régimen cubano, aunque era una información a viva voz que con los años ha sido corroborada por la debilidad política de los presidentes Clinton, Obama y Biden ante la cruel y asesina dictadura narcoterrorista de los Castro. Es mi humilde opinión.
En conclusión, aquí nos unimos todos y volvemos a unir el país o perderemos todos, políticos, prensa, ciudadanos y sobre todo la Democracia. Rescatemos nuestra credibilidad y no permitamos que un esquizofrénico comunista haga de Estados Unidos una Rusia, Venezuela, China o Cuba, la responsabilidad para evitarlo es de todos, aunque muchos se están acostumbrados a vivir entre la corrupción, el crimen y la mentira.