El excanciller Helmut Kohl, padre de la reunificación de Alemania, murió este viernes a los 87 años, indicó su partido, la CDU, un deceso que provocó reacciones mundiales para saludar a una figura de la historia alemana contemporánea.
Kohl, canciller de Alemania entre 1982 y 1998, fue «una suerte para nosotros los alemanes», «cambió mi vida de manera decisiva», reaccionó la canciller alemana, Angela Merkel sobre quien fuera su mentor político.
«Quedará en nuestra memoria como un gran europeo, como el canciller de la Unidad» del país, dijo desde Roma, adonde viajó para reunirse con el papa Francisco el sábado.
Merkel, que creció en la Alemania comunista, fue la protegida de Kohl en política luego de la reunificación del país. En 1999 terminó sucediéndolo al frente del partido conservador, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), al término de una batalla interna. El canciller nunca se lo perdonó.
El periódico Bild, que fue el primero en anunciar el fallecimiento y cuya dirección era cercana al excanciller, precisó que falleció el viernes por la mañana «en su casa de Ludwigshafen», en el suroeste del país.
Según el periódico murió «apaciblemente» acompañado por su segunda esposa, Maike Kohl-Richter. «No estaba bien desde hacía varios días», continuó el periódico.
Helmut Kohl era «la esencia misma de Europa», dijo el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Kohl fue «uno de los más grandes» líderes de la Alemania de posguerra, dijo por su parte el expresidente estadounidense, George H.W. Bush (padre).
«Era sin duda una personalidad excepcional» que «mostró un profundo interés por Rusia» reaccionó el expresidente soviético, Mijail Gorbachov.
Kohl fue, junto al presidente francés, François Mitterrand, uno de los impulsores de la Unión Económica y Monetaria que terminó con el nacimiento del euro. También sentó las bases de la ampliación de la Unión Europea (UE) hacia los países del este del continente, una vez finalizada la Guerra Fría.
«Helmut Kohl, junto a François Mitterrand, forjó la unidad de Europa y profundizó la relación franco-alemana», destacó el presidente francés, Emmanuel Macron, subrayando la pérdida «de un gran europeo».
Kohl tenía problemas de salud y estaba confinado a una silla de ruedas desde 2009. Ya no aparecía en público y tenía dificultades para hablar.
El Secretario general de la ONU, Antonio Guterres, está «muy afectado» por la muerte de Helmut Kohl, quien «era un amigo personal», declaró su portavoz, Stéphane Dujarric.
– Coloso –
El excanciller, un coloso por su físico y su historia, es el padre incontestble de la Alemania reunificada.
Quedará en la historia por haber convencido a Gorbachov y Bush (padre), y también a sus aliados europeos, de permitir que la República Democrática Alemana (RDA) se uniera a la República Federal en 1990, tras la caída del muro de Berlín un año antes.
Permitió así terminar con la ocupación militar de Alemania impuesta por Washington, Moscú, París y Londres desde 1945, y sentar las bases para la emergencia de una Alemania fuerte en la arena internacional.
Cuando en 1982, a los 52 años, tomó las riendas del gobierno de Alemania del oeste (RFA), favorecido por un cambio de alianzas en el Parlamento, su aspecto rústico y provinciano le valió burlas a este hijo de un funcionario del fisco.
Pero el 9 de noviembre de 1989, el muro de Berlín se derrumba y el canciller conservador, entonces criticado en el seno de su propio partido, endosa, según sus propias palabras, «el peso de la Historia».
Este católico practicante sorprende al proponer el 28 de noviembre un plan de 10 puntos que concluirá con la unificación alemana.
Pero el fin de su carrera sería menos glorioso, salpicado por el escándalo de los fondos ocultos del partido. Terminará reconociendo que recibió fondos no declarados y Angela Merkel, su protegida, aprovechará el episodio para tomar el poder.
Según una biografía no autorizada, nunca perdonó a la canciller, de quien dijo que antes de conocerlo «no sabía ni siquiera comer con un cuchillo y un tenedor».
En abril de 2016, Kohl denunció la política abierta hacia la inmigración de Merkel, que permitió la llegada de 1,1 millones de personas al país en 2015.
Los sobresaltos de su vida privada, expuestos en varios libros y periódicos alemanes (desavenencias con sus hijos, polémica sobre el rol de su nueva esposa tras el suicidio de su primera mujer, enferma, Hannelore, en 2001) terminaron de ensombrecer los últimos años de su vida.
cortesía de AFP