La policía colombiana podría empezar a usar drones para combatir el incremento en la producción de cocaína en los últimos cinco años que ha generado tensiones en su relación con Estados Unidos.
Documentos de licitaciones gubernamentales revelan que la policía antinarcóticos colombiana contrató a una compañía local para que pruebe aviones no tripulados que rocíen herbicida en sembradíos de coca, el material base para la fabricación de la cocaína.
Se prevé que los dispositivos a control remoto erradiquen ocho hectáreas (20 acres) de coca al día, portando alrededor de 10 litros (2 galones) de herbicida en cada vuelo.
El cultivo de coca se ha duplicado en Colombia desde 2012 y actualmente supera las 188.000 hectáreas, según cálculos de Estados Unidos.
Hace tres años Colombia decidió prohibir el rocío aéreo de los campos de coca debido a preocupaciones ambientales y de salud. Pero los drones vuelan a menor altitud que los aviones fumigadores y se prevé que tengan un menor impacto ambiental.
Los aviones no tripulados también podrían ayudar a la policía colombiana a sortear algunos de los obstáculos en sus labores por erradicar los campos de coca en zonas remotas y, a menudo, hostiles del país, donde en ocasiones los plantíos son defendidos por grupos de narcotraficantes fuertemente armados o con minas terrestres.
«Esta decisión responde a varias preocupaciones» generadas por la fumigación aérea, dijo Juan Carlos Garzón, especialista en política antidrogas de la Fundación Ideas para la Paz, de Colombia. «Pero los drones también tienen sus limitaciones».
La decisión de Colombia de dejar de erradicar los cultivos cocaleros vía aérea ha generado fuertes críticas de las autoridades estadounidenses, que han presionado a la nación sudamericana para que reduzca su producción de cocaína.
En un informe publicado en 2017, la DEA estimó que el 93% de la cocaína que se incautó en Estados Unidos provenía de Colombia, cuya producción potencial de esa droga se triplicó entre 2013 y 2016, según la agencia antinarcóticos.
Sin embargo, las autoridades colombianas han argumentado que la fumigación aérea destruye los cultivos legales cercanos a las plantaciones de coca y contamina las fuentes acuíferas locales. Un estudio de la Organización Mundial de la Salud señala que el glifosato, el producto químico utilizado en la fumigación, podría ser cancerígeno, lo que llevó a que Colombia tomara la decisión de cancelar la práctica.
El gobierno colombiano está probando otros dispositivos en sus labores por frenar la producción de cocaína, incluidos pequeños vehículos blindados conocidos como «orugas» que brindan protección contra las minas terrestres.
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Referencia El Clarin