Un joven de origen hispano, identificado como Nikolás Cruz, de 19 años, exestudiante del Marjory Stoneman Douglas, fue capturado como sospechoso de la masacre en esa institución de Florida. Revive debate por el débil control de armas en un país que este año ha soportado 18 tiroteos en centros educativos.
Cuando apenas se sabía que en la matanza de ayer una persona había muerto en un tiroteo registrado en una escuela del sureste de Florida, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo en un mensaje publicado en la red social Twitter: “Ningún niño, maestro ni nadie más debería sentirse jamás inseguro en una escuela estadounidense”.
Minutos después de ese comentario se supo la real magnitud de la tragedia: 17 muertos y un número indeterminado de heridos en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, de la ciudad de Parkland, en el sur de Florida (EE. UU.).
Connecticut, donde murieron 26 personas. Adam Lanza, autor de los hechos, un joven de 20 años que se suicidó en el acto, había matado a su madre el día anterior. Del total de víctimas, 20 eran niños y 6, adultos.
La tragedia ocurrió el viernes 14 de diciembre de 2012, y ese día el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, afirmó: “Vamos a tener que unirnos y tomar medidas significativas para evitar más tragedias como esta, independientemente de la política”. Y el mandatario actuó: impulsó una iniciativa para extender el control de antecedentes, prohibir los rifles de asalto y limitar el número de balas. No obtuvo los votos suficientes en el Congreso y fue derrotado en su intento.
Como esas “medidas significativas” no se han adoptado, el país sigue, de cuando en cuando, llorando las muertes de niños y personas indefensas a manos de locos solitarios. Como ocurrió en Connecticut, el mortal ataque de ayer fue atribuido a otro joven de origen hispano, identificado como Nikolás Cruz, de 19 años, un exestudiante del Marjory Stoneman Douglas, quien fue capturado después de una hora de persecución.
Este tiroteo se produjo en el Día San Valentín, que tradicionalmente es celebrado en los centros escolares de Estados Unidos como un día de la amistad entre compañeros y profesorado.
En videos publicados en redes sociales se puede ver a estudiantes de la escuela protegiéndose, mientras se escuchan varios disparos hechos con lo que se presume es una arma semiautomática, y medios locales apuntan a que se podría tratar de un rifle AR-15. Momentos de pánico se vivieron en el centro educativo.
¿La tragedia pudo evitarse?
Según la agencia Efe, el diario Miami Herald citó a Jim Gard, un profesor de matemáticas de ese centro educativo, quien reveló que los docentes y el personal administrativo fueron advertidos el año pasado de que Cruz constituía una amenaza y no se le debía permitir el ingreso al colegio con una mochila.
“Hubo problemas con él el año pasado amenazando a estudiantes, y creo que se le pidió que abandonase el campus”, manifestó el maestro al diario.
Un estudiante de este centro escolar declaró a la cadena CBS que Cruz, un “chico problemático”, fue expulsado de la escuela y que siempre “cargaba armas con él”, las cuales además no tenía reparos en enseñarlas a los otros alumnos.
Con esos testimonios podría concluirse que la masacre pudo evitarse y que, en este caso, más que “medidas significativas”, hubiera bastado con que las directivas del plantel educativo estuvieran vigilantes para evitar que Cruz ingresara allí armado con un rifle semiautomático y con varios cargadores en su poder. De ser ciertas las versiones, lo que ocurrió ayer fue una omisión para evitar el desastre y, seguramente, por ello serán investigados los miembros del cuadro directivo de esa institución.
Sin embargo, Robert Runcie, superintendente del sistema escolar de Broward, dijo a la prensa desconocer que hubiese reportes sobre comportamiento alarmante del joven, que por su edad podía comprar armas de fuego de manera legal en Florida.
Scott Israel, alguacil del condado de Broward, al norte de Miami, dijo que el sospechoso disparó justo cuando los estudiantes salían del centro, donde cerca de 3.000 alumnos de la escuela fueron evacuados.
Con esta nueva tragedia, una vez más revive el debate por el débil control del porte de armas, en una nación que este año ha soportado 18 tiroteos en centros educativos y que en 2017 registró más de 11 mil víctimas mortales por este tipo de ataques, en los cuales casi 3 mil niños fueron heridos y muertos en ese período. Desde 2013 la cifra asciende a 291 sucesos de este tipo en centros de enseñanza.
¿Cuándo se tomarán las “medidas significativas” para parar este baño de sangre?
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referencia El Espectador