Estados Unidos y Corea del Sur vuelven a cerrar filas frente a Corea del Norte. Ambos países iniciaron este lunes una nueva ronda de maniobras militares conjuntas, en esta ocasión aéreas y las mayores de este tipo hasta la fecha entre las dos naciones.
Hasta 230 aviones de guerra y 12.000 soldados participan en unos ejercicios que, aunque tienen carácter anual y estaban programados desde hace meses, se llevan a cabo cuando el mensaje de unidad y fuerza frente al régimen norcoreano es crucial: apenas cinco días después de que Pyongyang lanzara un nuevo misil intercontinental y se autoproclamara «Estado nuclear».
El objetivo es «mejorar las capacidades de operación aéreacombinada en cualquier condición meteorológica y tanto de día como de noche», aseguró un portavoz del Ministerio de Defensa de Corea del Sur a la agencia local Yonhap.
Durante los cinco días de maniobras en cielo surcoreano, los efectivos desplegados centrarán sus esfuerzos en simular ataques aéreos contra blancos norcoreanos, como instalaciones nucleares o plataformas de lanzamiento de misiles balísticos. Corea del Norte, a través de sus medios de comunicación estatales, consideró este fin de semana que los ejercicios «suponen una grave provocación militar que empujará a la ya aguda situación en la península al borde de una guerra nuclear» y amenazó con una «respuesta despiadada».
Corea del Norte considera que los ejercicios militares conjuntos entre Estados Unidos y Corea del Sur son un ensayo de invasión de su territorio y acostumbra a reaccionar de forma airada. Además de las amenazas verbales, es habitual que haga coincidir estos simulacros en el lado sur de la península con los suyos, o que responda con pruebas de misiles balísticos.
El régimen norcoreano lanzó con éxito la semana pasada un nuevo tipo de misil de alcance intercontinental, el Hwasong-15, que según los analistas podría recorrer hasta 13.000 kilómetros si se lanzara en una trayectoria estándar. Tras la prueba, Corea del Norte presumió ser capaz de disparar un cohete -cargado con una bomba nuclear «muy grande»- y hacer que impacte en cualquier punto de Estados Unidos. Los expertos consideran que el régimen no domina aún ciertos aspectos técnicos, por ejemplo la reentrada en la atmósfera del misil o la precisión de este, pero señalan que los avances del programa de armamento del país asiático son tangibles y avanzan a pasos agigantados a pesar de las sanciones económicas impuestas por la comunidad internacional.
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referencia Globovision