Medio siglo después de su muerte en la selva boliviana, Ernesto «Che» Guevara, figura mítica de la acción revolucionaria armada durante la Guerra Fría, recibirá homenajes en Cuba y en Bolivia.
En Cuba, donde todos los escolares comienzan la jornada haciendo el juramento de «seremos como el Che», el mausoleo que guarda los restos del «guerrillero heroico» desde 1997 en la ciudad de Santa Clara será el escenario principal de los actos conmemorativos.
El presidente Raúl Castro, sucesor de su hermano Fidel, fallecido el año pasado, debe acudir a rendir homenaje a quien solía llamar «el argentino» en esta ciudad del centro de la isla, que Guevara tomó tras una decisiva batalla contra las tropas del dictador Fulgencio Batista (1952-1958).
Como es tradición en la isla, el tributo a Che se realizará el 8 de octubre, día del aniversario de su captura por el ejército boliviano.
Sus cuatro hijos, nacidos y residentes en la isla, son esperados en el sur de Bolivia, donde el guerrillero fue ejecutado el 9 de octubre de 1967.
Anteriormente confinado a tributos en los cuarteles, el ejército boliviano participará por primera vez en los actos oficiales.
La Paz destaca que «el contexto es diferente» al de la época en que el guerrillero fue capturado y ejecutado por los militares bolivianos, con la luz verde del presidente René Barrientos (1964-1969), un feroz anticomunista. Hoy, el presidente socialista Evo Morales, declarado admirador del Che, conmemora la efeméride.
l 8 de octubre de 1967, el ejército boliviano, con el apoyo de dos agentes de la CIA cubanoestadounidenses, capturó al Che, entonces al frente de un puñado de guerrilleros que habían sobrevivido a combates, al hambre y las enfermedades.
Herido en combate, Guevara fue conducido a una escuela abandonada del poblado de La Higuera donde pasó su última noche. Al mediodía siguiente, el revolucionario fue ejecutado sumariamente por Mario Terán, un sargento boliviano.
A los 39 años, el Che entraba en la leyenda, mientras su cuerpo inerte y su rostro cristiano eran exhibidos como un trofeo en la vecina localidad de Vallegrande.
En Cuba, el Che fue erigido como un verdadero «santo de la Revolución», subraya Michael Shifter, presidente del centro de análisis Diálogo Interamericano de Washington.
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«El Che representa los años románticos de la Revolución, cargados de una buena dosis de utopía (…). Por ello no es de extrañar que siga siendo una figura popular y en ocasiones hasta mítica», añade Shifter.
En el mundo, la imagen de culto del guerrillero -la foto que le tomó el cubano Alberto Korda en 1960- continúa siendo un objeto comercial, reproducido en millones de camisetas, afiches y gorras que portan jóvenes de los cinco continentes, pero también estrellas del deporte y la música.
La extrema izquierda europea nacida de los sucesos de 1968 y la intelectualidad contribuyeron por años a la popularidad de este hombre, célebre por su intransigencia y voluntad de hierro, pese a fuertes limitaciones físicas derivadas del asma que padeció desde niño.