El papa Francisco pidió el domingo una solución a la «grave crisis en Venezuela» en la última jornada de su visita a Colombia, que dedicó a los pobres y los migrantes desde Cartagena, una ciudad tan turística como castigada por la desigual social.
Francisco rezó el tradicional Angelus en la Iglesia de San Pedro Claver, un jesuita defensor de los esclavos en el siglo XVII, y después dirigió un mensaje «especial» a la «vecina y amada» Venezuela.
«Hago un llamamiento para que se rechace todo tipo de violencia en la vida política y se encuentre una solución a la grave crisis que se está viviendo y afecta a todos, especialmente a los más pobres y desfavorecidos», afirmó.
El papa Francisco pidió el domingo una solución a la «grave crisis en Venezuela» en la última jornada de su visita a Colombia, que dedicó a los pobres y los migrantes desde Cartagena, una ciudad tan turística como castigada por la desigual social.
Francisco rezó el tradicional Angelus en la Iglesia de San Pedro Claver, un jesuita defensor de los esclavos en el siglo XVII, y después dirigió un mensaje «especial» a la «vecina y amada» Venezuela.
El papa argentino hizo la alusión más directa de los últimos días sobre el deterioro de la situación política y económica en Venezuela, donde rige una Asamblea Constituyente de plenos poderes que defiende el gobierno de Nicolás Maduro y desconoce tanto la oposición como una docena de gobiernos, entre ellos el de Estados Unidos.
El jefe del Vaticano, que ha apoyado los intentos infructuosos de diálogo entre las partes, mencionó a los venezolanos que han encontrado «acogida» en Colombia y pidió «trabajar por la dignidad» en general de los «pobres, los descartados de la sociedad, abandonados y emigrantes», que sufren la «violencia y la trata».
Francisco concluye este domingo en Cartagena una visita de cinco días en la que ha apoyado la paz y la reconciliación de un país que intenta extinguir el último enfrentamiento armado de América, tras el acuerdo que permitió el desarme y la transformación en partido político de la guerrilla comunista FARC.
– Prédica franciscana –
Sin embargo, el pontífice argentino quiso dedicar su última jornada para entrar en contacto con los negros y pobres de Cartagena, la joya turística y una de las ciudades más desiguales socialmente de un país que está entre los primeros de América Latina más afectados por ese fenómeno, después de Honduras.
Francisco visitó por corto tiempo San Francisco, un suburbio pegado a la pista del aeropuerto internacional, con desordenadas calles y casas precarias, y bendijo la primera piedra de un hogar de acogida.
Este es un «barrio de olvidados. Aquí hay mucha gente de los de ‘un solo tren’, que comen una vez al día», dijo a la AFP Willy Martínez, un albañil de 43 años.
Pero lo más grave aquí, agregó, «es la corrupción, es peor que las balas de la guerrilla y los paramilitares». El alcalde y otras autoridades del puerto están presos por manejo irregular de fondos públicos, y casi un tercio del millón de sus habitantes viven en la pobreza o en la calle, según la organización privada Cartagena Cómo Vamos.
La visita del papa «ha sido un reconocimiento a esta parte tan vulnerable de la ciudad, un aviso a los políticos para decirles que esta desigualdad tan grande no es buena para nadie», afirma Carlos Acevedo, un aprendiz de informática de 23 años, mientras se seca las lágrimas.
Antes de dejar el barrio homónimo, Francisco sufrió un percance sin mayores consecuencias.
El líder religioso de 80 años saludaba a los cientos de personas cuando, por la multitud que se agolpaba en las calles, el papámovil frenó súbitamente.
Francisco se golpeó contra el vidrio, y uno de los agentes de seguridad lo asistió al momento y le limpió con un pañuelo blanco el sudor y la sangre, que le alcanzó a manchar el simar (capa de la túnica blanca).
«Me dieron una piñada (puñetazo)», bromeó el papa al ser interrogado por periodistas.
«El papa está bien (…) Se le aplicó hielo y se medicó. Prosigue sin cambio alguno su programa de viaje», dijo a medios el vocero del Vaticano, Greg Burke.
Francisco oficiará una misa multitudinaria al aire libre y, tras despedirse en el aeropuerto, regresará al Vaticano.
«El papa se va a concentrar en la necesidad de superar las desigualdades sociales. Puede que le dé un toque a los políticos, que no están pensando en las necesidades de la gente», explicó Camilo Chaparro, experto en el Vaticano.
Francisco cerrará así su quinta visita a América Latina, muy marcada por un potente mensaje de apoyo a la paz en este complejo conflicto, todavía inconcluso, que involucra a guerrillas, paramilitares, agentes del estado y narcotraficantes, con un saldo de 7,5 millones de víctimas.
El papa «da por hecha la firma de la paz, y en esta visita nos ha pedido a los colombianos la firma de la reconciliación», opina Chaparro.
Referencia AFP