Estos paneles permiten utilizar los sistemas de bombeo para extraer agua de los pozos.
La ciudad siria de Duma, bastión rebelde cerca de Damasco, vive una pequeña revolución: paneles solares «ambulantes» ayudan a la población, asediada desde hace cuatro años, a bombear agua de los pozos paliando la falta de corriente eléctrica. Cada día, dos hombres desplazan a pie por la ciudad un «carro» cargado con una decena de paneles solares para que viviendas, escuelas y mezquitas puedan cubrir sus necesidades de agua.
Este generador improvisado es una bendición para los habitantes de Duma, privados de electricidad desde el asfixiante cerco impuesto por el régimen de Bashar Al Asad en 2013 a esta ciudad situada en la Ghuta oriental, bastión de la rebelión en guerra contra el poder desde 2011.
Con la disparada de los precios del combustible, los generadores tradicionales se volvieron demasiado costosos, lo que llevó al consejo local a recurrir a la energía solar. Dado que el «carro» -compuesto de una carcasa de coche dañada- es ambulante, el sistema permite principalmente utilizar los sistemas de bombeo para extraer agua de los pozos.
‘Sin agua no hay vida’
«La principal preocupación de los habitantes es conseguir agua. Donde no hay agua, no hay vida», dice el ingeniero Abu Mohamad Ahmad, miembro del consejo local que supervisa el proyecto.
El funcionamiento del generador, compuesto de 12 paneles y seis baterías, es sencillo. Cada panel puede generar 100 vatios por día. El mecanismo paneles y baterías está conectado a una bomba eléctrica que permite sacar agua del pozo, al que llegan muchos habitantes con botellas y cubos de plástico. Entre ellos está Abu Akram, de 52 años, que perdió su fuente de ingresos en la destrucción de su comercio de alimentación por un bombardeo.
La energía solar fue introducida en Duma hace un año y medio, pero el proyecto actual nació tras el fracaso de un sistema de paneles fijos que abastecía en energía a 13 escuelas. «Algunos paneles fueron robados, el resto fue almacenado durante algún tiempo», dice Ahmad.
Cuando se ideó el sistema ambulante, esos paneles fueron al «carro». Ahmad sueña ahora con ampliar el sistema para cubrir las necesidades de los 50.000 habitantes de Duma. Pero el material, que ya se utilizó para el primer proyecto, es caro: un único panel costó 200 dólares, cada batería 240 dólares y un convertidor de 600 dólares, utilizado para convertir la corriente continua generada por los paneles a corriente alterna.
«Queremos un sistema compuesto de 20 a 50 carros, que cubra el 70% de las necesidades de agua de la ciudad«, dice. Bashar, director de escuela de 54 años, aplaude el proyecto. «Antes, el generador hacía un ruido enorme que se oía hasta en las clases», dice.
«Además, a veces funcionaba y a veces no». También en la mezquita local, donde los musulmanes hacen abluciones antes de rezar, el almuecín Abu Mohamad Badran está satisfecho. «Si nos dan agua para uno o dos días, que Dios los bendiga».
De referencia: El Tiempo.